Un termómetro de la economía productiva
La demanda eléctrica del sector industrial y de servicios constituye uno de los indicadores más inmediatos sobre la salud y dinamismo de la economía. Este indicador permite anticipar ciclos de crecimiento o recesión, identificar patrones sectoriales y evaluar el desempeño de distintas actividades económicas. A diferencia de otros indicadores que tienen mayor rezago, el consumo eléctrico refleja en tiempo real los movimientos de la actividad productiva. En este sentido, el informe mensual elaborado por CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico) correspondiente a agosto de 2025, ofrece una mirada detallada y representativa de cómo se está comportando la economía en sus diversos sectores.
Este informe contempla la demanda de más de 8.000 usuarios industriales y de servicios de gran porte, entre los que se encuentran Grandes Usuarios del Mercado Eléctrico Mayorista (GUMAs y GUMEs) y Grandes Demandantes Individuales (GUDIs). La serie analizada se extiende desde enero de 2012 hasta agosto de 2025, permitiendo también un análisis histórico de largo plazo.
Panorama general: estabilidad con contrastes sectoriales
A nivel agregado, la demanda total sin considerar a Aluar (el mayor consumidor individual del país) aumentó un 0,2% en comparación con agosto de 2024. No obstante, al incluir a dicha compañía, el total muestra una caída del 3,3% interanual. Este comportamiento subraya cómo la performance de una sola empresa puede incidir significativamente en los totales agregados y, por ende, condicionar la interpretación macro del indicador.
Este dato neutral a nivel general encubre realidades muy diversas entre sectores. Mientras que algunas ramas, como la alimentación y la siderurgia, muestran crecimiento, otras como la industria textil y automotriz exhiben retrocesos marcados. Por eso, el análisis por actividad resulta clave para comprender la heterogeneidad de la economía argentina.
Alimentación y comercio lideran el crecimiento
Uno de los sectores que continúa con una tendencia positiva es el de Alimentación, Comercio y Servicios, que experimentó un aumento del 1,2% interanual en agosto de 2025. Este grupo alcanzó una demanda de 1590 MW medios frente a los 1570 MW de igual mes del año anterior.
Dentro de este grupo, se destaca especialmente la industria de la alimentación y productos de consumo masivo, con un crecimiento del 3,2%. Esta evolución está estrechamente vinculada a la estabilidad en el consumo interno, que a pesar de un contexto macroeconómico desafiante, mantiene cierto dinamismo gracias a programas de asistencia y acuerdos de precios. También influye la estacionalidad, ya que agosto suele ser un mes de mayor consumo debido al clima.
No todas las actividades dentro del grupo mostraron desempeños positivos. Por ejemplo, las cargas y puertos disminuyeron su demanda un 2,4%, posiblemente por una baja en la actividad logística y exportadora. Asimismo, servicios públicos y transporte en el GBA redujeron su consumo un 1,5%, lo cual podría estar relacionado con restricciones presupuestarias o reducción en los servicios.
Industria: signo mixto y alta dispersión
La rama industrial, excluyendo a Aluar, registró una leve caída del -0,7%. Sin embargo, este promedio encierra una fuerte heterogeneidad al interior del sector manufacturero.
Por un lado, la gran siderurgia incrementó su demanda un 6,9%. Este crecimiento se explica por una mayor actividad vinculada a la construcción de infraestructura y energía, sectores que han sostenido cierto dinamismo en los últimos meses. Asimismo, la industria química y plástica mostró una suba del 1,8%, reflejo de una recuperación parcial en la demanda interna y de exportaciones regionales.
Por el contrario, la industria automotriz cayó un 4,7%, influenciada por una combinación de factores como la menor disponibilidad de insumos importados, retracción de la demanda y problemas logísticos. Más alarmante aún es el caso de la industria textil, que experimentó una contracción del 10,6%, posiblemente explicada por una caída sostenida en el consumo de indumentaria y altos costos de producción.
Otros sectores industriales con desempeños negativos fueron:
- Productos metálicos (no automotores): -1,4%
- Industria de la madera y papel: -2,8%
- Derivados del petróleo: -1,5%
- Construcción (cemento y canteras): -0,7%
Petróleo y Minerales: dos realidades opuestas
El conjunto de actividades de Petróleo y Minerales registró una reducción promedio del -0,8%. Esta cifra también esconde realidades dispares: mientras que la extracción de minerales tuvo un fuerte repunte del +26,1%, impulsada por el crecimiento de la minería del litio y el cobre, la extracción de petróleo sufrió una caída del -7,1%, posiblemente asociada a una menor demanda de refinación y cuellos de botella logísticos.
Este contraste refleja el dinamismo de la minería argentina, en particular en provincias como Catamarca, Salta y Jujuy, donde nuevos proyectos han comenzado a operar o están en fase de ampliación.
El caso Aluar: un impacto desproporcionado
Aluar, la principal empresa de producción de aluminio primario del país, registró una caída del 26,6% en su demanda eléctrica interanual. Dado su peso específico en el consumo industrial, esta merma distorsiona el análisis global y es responsable directa de que el total (con Aluar) muestre una contracción del 3,3%, en contraste con el +0,2% sin Aluar.
Las causas de esta baja podrían vincularse a una menor producción por mantenimiento programado, dificultades en la exportación o estrategias de ajuste ante el contexto energético.
Evolución acumulada: enero-agosto 2025
Al ampliar el análisis al acumulado del año, se observa que la demanda eléctrica entre enero y agosto de 2025, sin incluir a Aluar, creció un 0,6% respecto al mismo periodo de 2024. No obstante, al incorporar a la metalúrgica, el total acumulado presenta una leve caída del 0,3%, lo cual nuevamente evidencia el peso relativo de un solo actor en la composición general.
Correlación con la producción industrial
Un aspecto relevante del informe es la fuerte correlación entre la demanda eléctrica y el Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPI) publicado por el INDEC. Según el análisis de CAMMESA, el coeficiente de determinación (R²) alcanza 0,91, lo que significa que existe una relación muy estrecha entre ambos indicadores. Esto consolida la utilidad de la demanda eléctrica como proxy adelantado del comportamiento de la industria
Perspectivas y reflexiones finales
La evolución de la demanda eléctrica permite comprender con precisión quirúrgica cómo está respondiendo cada rama del aparato productivo frente a un contexto desafiante. El escenario actual se caracteriza por una economía en términos generales estancada, pero con brotes verdes sectoriales que podrían transformarse en motores de recuperación si se consolidan condiciones macroeconómicas más estables.
Las tendencias más alentadoras se concentran en sectores ligados a la producción de bienes esenciales (alimentación), industrias pesadas (siderurgia), y extracción minera. En contraposición, las actividades intensivas en consumo interno (textil, automotriz) requieren políticas activas que permitan revertir su actual desempeño.